TRABAJADORES SOCIALES Y AUTOCUIDADO
Podemos adoptar distintas actitudes rolicas en el vínculo con nuestros atendidos, ya sea el profesional p(m)aternalista, defensor, técnico y objetivo o una mezcla de estas, pero cualquiera sea el perfil que asumamos, en la relación profesional-atendido existe un encuentro humano entre dos personas: una que requiere ayuda y se encuentra en un estado de carencia o necesidad y otra que posee los medios para ofrecer la ayuda demandada.
En este contexto, en su desempeño profesional, el Trabajador Social influye sobre la calidad de la atención brindada, afectando y promoviendo el compromiso del otro su tratamiento, también el compromiso de si mismo con la tarea, motivando la alianza de trabajo, potenciando papel educador del profesional y la satisfacción del atendido, lo que sin duda también influye y repercute en la propia satisfacción profesional.
Es así que, los problemas y/o el deterioro en la relación con el atendido no solo perjudican los resultados de la atención y la resolución de necesidad que la motiva, sino que frustra a los profesionales que en algún momento decidieron dedicar su vida laboral al apoyo de los otros.
Seguramente hemos oído, leído y tratado mucho acerca de las cualidades del profesional que benefician la relación con el otro y potencian los resultados de la gestión profesional. Por ejemplo una actitud cálida, empática, no enjuiciadora con el atendido (importante para generar relaciones de confianza).... Y otras tan fundamentales como la capacidad de escuchar y acoger al atendido en sus estados emocionales y el respeto y la legitimación de sus creencias y mecanismos culturales-adaptativos. Los atendidos tienen ideas previas sobre su situación y la forma de tratarla. Estas creencias no siempre dicen coherencia con las recomendaciones profesionales. Es ahí que ponemos en práctica la capacidad de negociación y educación.
Pero el trabajo de ayudar profesionalmente a otros sin duda requiere (para poder llevarse a cabo eficientemente) de la preocupación por si mismo, del autocuidado. Padecimientos como el "Síndrome de Burnout" nos muestran la importancia de prevenir, intervenir y promover el bienestar de los profesionales.
Como Trabajadores Sociales, un recurso profesional fundamental es "uno mismo". Sin embargo, la protección y desarrollo de esta herramienta básica como es "la propia persona" no siempre es reconocida ni favorecida en la formación profesional ni el contexto laboral. Tampoco existen espacios especial y específicamente diseñados para enriquecer y cuidar al "uno mismo, trabajador social". Si quieres vas al gimnasio, al sauna, a una actividad recreativa, deportiva, yoga, etc.. y estará muy bien, sin embargo ... no existe en esas actividades un trabajo conciente de elaboración, reelaboración y superación de aquellos pequeños y a veces grandes elementos laborales y/o profesionales, así como personales, necesarios de procesar y reciclar o de lleno eliminar.
No se aun de algún visionario microempresario o macro empresario emprendedor, que se haya entregado a la especialidad del autocuidado profesional en Trabajadores Sociales. Si se, que algunos psicólogos tienen por principio el periódicamente efectuar sesiones de grupo en las que trabajan el estrés profesional y personal, técnicas de desempeño profesional y estrategia de autocuidado.... dejo aquí una puerta abierta a los que les llame o haga sintonía esta idea... como a mi....
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ANDREA SUAZO PIZARRO
LIC. EN TRABAJO SOCIAL
ADM. RED TºSº UCBC-UCSH
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